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LIMA, LIMA, Peru
Experiencia Profesional 30 Años al servicio del Magisterio Peruano, Trabajo actualmente en la I.E. Nº 6065 Perú-Inglaterra Villa El Salvador - LIMA, Bachiller en Administración de Empresas Escuela Tecnológica de Administración - ETA, Licenciado en Educación Universidad "José F. Sánchez Carrión" HUACHO - LIMA, DIPLOMADO EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS - UAP, ESTUDIOS CONCLUIDOS DE MAESTRIA EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO - UCV

miércoles, 27 de agosto de 2014

No pudieron censurarme


No pudieron censurarme
Javier Valle-Riestra Hablemos de cómo he visto en estos días, la comparecencia del gabinete al Parlamento. Si no se le daba la confianza, era técnicamente un voto de censura y los ministros censurados no pueden continuar despachando. Tienen que irse.
El origen de la moción de censura está en Inglaterra. Lo fundamental de un régimen parlamentario es la responsabilidad política gubernamental ante el Parlamento. La primera expresión peruana de este tipo de moción aconteció el trece de julio de 1849, en el caso de Manuel del Río. Y la primera vez que se recogió legislativamente una moción  de censura estuvo en la Ley de Ministros de 1856: no merecen la confianza pública los ministros contra quienes emitan las Cámaras un voto de desconfianza.
Esa norma es el ancestro de la legislación actual. Como dice Oscar Díaz Muñoz, en su extraordinario libro “La Moción de Censura en el Perú”: otras circunstancias a considerar al indagar sobre los motivos que posibilitaron la aparición de la censura en el Perú son la admiración de algunos representantes hacia las monarquías parlamentarias europeas; el hecho de que quizá los parlamentarios vieron en la censura el medio más expeditivo para deshacerse de un ministro indeseable, evitando el engorroso trámite de la Acusación Constitucional, así como el carácter concertador del Presidente Ramón Castilla, durante su primer gobierno, al admitir, atendiendo a la decisión mayoritaria del Congreso, la censura de su ministro de Hacienda, constituyéndose así un precedente para la consagración legislativa de ese tipo de  mociones.
Un caso histórico – biográfico es el mío, que siendo un aprista izquierdizante fui convocado por Fujimori en julio de 1998, para ofrecerme el premierato. Al principio, me resistí y después de idas y venidas y de varios sí y varios no, acepté con reserva mental el cargo. Lógicamente, no duré sino cuarenta y cinco días. Es que mi presencia allí era contra natura. En la prensa escrita, televisiva y en el propio Parlamento, fui la antítesis más radical del régimen. Reivindiqué la carta de 1979, de cuya asamblea constituyente fui miembro; sostuve la no reelección presidencial y terminé abdicando irrevocablemente.
Planeaban censurarme pero yo me adelanté y me fui a mis cuarteles de invierno de donde nunca debí haber salido para esa tarea. Me reconcilié con el Apra, mi partido desde hace setenta años, y fui electo congresista. Pese a mi posición heterodoxa y radical, no fui censurado.