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LIMA, LIMA, Peru
Experiencia Profesional 30 Años al servicio del Magisterio Peruano, Trabajo actualmente en la I.E. Nº 6065 Perú-Inglaterra Villa El Salvador - LIMA, Bachiller en Administración de Empresas Escuela Tecnológica de Administración - ETA, Licenciado en Educación Universidad "José F. Sánchez Carrión" HUACHO - LIMA, DIPLOMADO EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS - UAP, ESTUDIOS CONCLUIDOS DE MAESTRIA EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO - UCV

martes, 18 de julio de 2017

Ollanta agradece la prisión preventiva, por Juan Carlos Tafur “Al final de su proceso judicial seguramente serán condenados, a menos que sigan acaeciendo despropósitos judiciales”.

Ollanta

"La 'inclusión social' fue sustituida por la inclusión en las páginas de sociales. Hicieron suyo el sueño de vivir como clase media alta, sin derramar una gota de sudor laboral". (Foto: EFE)
La abusiva prisión preventiva contra Ollanta Humala y Nadine Heredia los va a beneficiar políticamente. A la postre, la opinión pública va a considerarlos víctimas y les retribuirá endoses políticos que, ciertamente, no merecen. Sin el beneficio de esta tropelía, difícilmente podrían salir en buen pie de un severo juicio de la historia por la pasmosa mediocridad e irresponsabilidad de su gobierno.
Humala logró llegar al poder representando a los peruanos más pobres. Lo hizo con el mensaje equivocado y en esa medida es saludable que haya traicionado sus propuestas, pero lo que resulta imperdonable es que, a la par, haya soslayado la representación de los humildes, quienes merecían un gobierno capaz de emprender ansiadas reformas en su beneficio.
El suyo fue un fiasco reformista, ya que no fue capaz de movilizar algún músculo estatal para dar inicio a los cambios urgentes que el país requiere para empezar a recorrer un camino sostenido hacia la modernidad.






La ruta está trazada: si alguien quiere efectivamente poner en orden los enjuagues mercantilistas que les permiten a los poderosos hacer de las suyas y obtener irregulares ganancias, pues deberá tener el empaque de hacer reformas liberales –de mercado e institucionales– y pisar todos los callos necesarios.
De eso, ni el segundo fujimorismo, ni Toledo, mucho menos García (quien se dedicó a pichicatear grupos empresariales) y por supuesto tampoco Humala. Lo grave en el caso del último es que supuestamente albergaba un aire de cambios radicales dada su aparente consciencia de que el statu quo debía ser modificado.
Salvo una relativa tecnocratización de los programas sociales o una tímida puesta en escena de cambios educativos, lo suyo fue nulo de nulidad. Ninguna ventisca para ampliar y profundizar el mercado y así trastocar de pies a cabeza el orondo sistema mercantilista que nos gobierna por décadas.
No basta para su redención que no haya recalado en el chavismo que iluminó sus propuestas aurorales. Si al menos hubiera conservado su aparente espíritu contestatario y lo hubiera llevado a la práctica, el suyo tendría un mejor lugar en el sitial de los gobiernos del Perú.
Ollanta y Nadine






Encima, embarcó al país entero en una aventura de megaproyectos megalomaníacos, teñidos no solo de corrupción, sino muy onerosos y que pagarán varias generaciones de peruanos (Talara, gasoducto, etc.).
Desde un inicio, Humala y Nadine Heredia se sintieron encantados de ser arrullados por los sectores sociales más interesados en que nada cambie. La “inclusión social” fue sustituida por la inclusión en las páginas de sociales. Hicieron suyo el sueño de vivir como clase media alta, sin derramar una gota de sudor laboral (hay que recordar además que cuando se apropiaron de dineros ilícitos aún decían mantener en alto las banderas de los oprimidos del país).
Se enriquecieron patrimonialmente de modo irregular, utilizando dineros de campaña en beneficio propio. Por ello, al final de su proceso judicial seguramente serán condenados, a menos que sigan acaeciendo despropósitos judiciales como el que acaba de perpetrar el juez Concepción Carhuancho, que sin duda servirá de argumento para la impunidad.
La del estribo: qué manía de algunos congresistas de pergeñar proyectos absurdos. Ahora quieren crear un colegio de historiadores, capaz de sancionar opiniones o de maniatar el libre ejercicio académico. Un disparate por donde se le mire. Como toda pretensión corporativista, es inaceptable.

Valiente, pero no acertado, por Federico Salazar "Dar prisión preventiva contra el ex presidente Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, ha sido una decisión valiente, pero equivocada".

Ollanta Humala, Nadine Heredia

(Foto: AFP)
Dar prisión preventiva contra el ex presidente Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, ha sido una decisión valiente, pero equivocada. Valiente, sin duda, porque se trata de un ex mandatario y porque es un caso político y mediático.

El juez Richard Concepción Carhuancho ha resuelto con independencia de criterio. Esta valentía y esta independencia hay que felicitarlas.

Una persona de criterio independiente, sin embargo, no siempre tiene criterios acertados. La independencia y el acierto son dos cosas diferentes.

Por el bien de la administración de justicia es importante que haya jueces independientes, pero es igualmente necesario que los jueces tomen decisiones acertadas.
Muchos penalistas han señalado que el juez se excedió en el rango de la medida adoptada. Algunos, incluso, califican la resolución de ilegal.

El carácter ilegal de la resolución, sin embargo, debe descartarse. El juez se amparó en la ley y en toda su formalidad.

El juez ha estimado que los procesados son personas que obstruyen la justicia.

Sobre Nadine Heredia se menciona, por ejemplo, su pretensión de cambiar su letra en una prueba grafotécnica sobre las agendas. En el caso de Ollanta Humala se tuvo en cuenta, entre otras cosas, la posible compra de testigos en el Caso Madre Mía.
La obstrucción a la justicia es un hecho de gravedad. Es bueno que así se establezca en la práctica judicial. Sin embargo, justamente por ameritar medidas severas, debe contar con todos los sustentos, formales y materiales.

En el caso de la compra de testigos no están acreditados judicialmente el hecho ni la autoría.

Hay que preguntarse, además, si la compra de testigos se puede evitar con una prisión preventiva. No se trata en este caso de sancionar un supuesto de compra de testigos de otro caso, sino de asumir ese supuesto como parte constitutiva de un riesgo procesal del caso actual.

Si se va a buscar sustento en otro caso, tendría que establecerse la relación con el caso a resolver. “Como compró ayer, comprará hoy” es el razonamiento. Tratándose de una decisión judicial, sin embargo, ese “compró ayer” tendría que ser un hecho establecido y no solo una imputación.
En el caso de Nadine Heredia el antecedente obstruccionista sí está probado. Sí se realizó la prueba grafotécnica y sí intentó adulterar su escritura.

La obstrucción de Heredia, sin embargo, fue ineficaz y no se integró a un plan para eludir la justicia. Más pareció explicarse por alguna inestabilidad emocional. ¿Podía, acaso, burlar a los especialistas? ¿Podía alterar el curso de la justicia?

El tema de fondo es la recepción y manejo de dinero de origen ilegítimo. La causa procesal es sobre cómo deben afrontar el tema de fondo.
El juez del caso procesal tiene elementos de convicción con respecto al tema de fondo. ¿Puede trasladar sus convicciones sobre un caso que no juzga al caso que sí le toca juzgar?

En el caso de fondo los Humala han tenido una conducta poco cuestionable. El ex presidente permaneció en el país y la esposa regresó al mismo cuando fue requerida.

En cuando a un eventual riesgo de fuga, no hay forma de sustentarlo en la conducta.

El juez razonó: “Tengo por cierto que manejaron dinero ilegal; por tanto, hay riesgo de fuga”. Hizo una deducción, creó un escenario y resolvió.



No hay una infracción a la ley, pero sí un criterio demasiado amplio para tratarse de una hipótesis. Se puede discutir este tipo de razonamiento como el más justo en relación a cómo se condujeron los procesados.

Hay países que siguen de manera más estricta el fondo de la ley. En ellos no se hubiera dado prisión preventiva. En el Perú somos estrictos en el seguimiento de la letra de la ley. Eso nos coloca en una justicia menos previsible.

La resolución del juez ha sido quizá excesiva, pero no es ilegal. La segunda instancia puede retomar un seguimiento más estricto del fondo de la ley procesal.

De la confianza en la justicia, después de todo, dependemos todos.