Datos personales

Mi foto
LIMA, LIMA, Peru
Experiencia Profesional 30 Años al servicio del Magisterio Peruano, Trabajo actualmente en la I.E. Nº 6065 Perú-Inglaterra Villa El Salvador - LIMA, Bachiller en Administración de Empresas Escuela Tecnológica de Administración - ETA, Licenciado en Educación Universidad "José F. Sánchez Carrión" HUACHO - LIMA, DIPLOMADO EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS - UAP, ESTUDIOS CONCLUIDOS DE MAESTRIA EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO - UCV

viernes, 9 de octubre de 2020

Hace 51 años Velasco declaró el Día de la Dignidad Nacional

 


El 9 de octubre de 1968 el Gobierno Revolucionario del general Juan Velasco Alvarado dio muestras de que el mandato instaurado pocos días antes no era más de lo mismo. La medida política adoptada fue la expropiación de la IPC (International Petroleum Company) que venía explotando el petróleo de los yacimientos de La Brea y Pariñas (Piura), sin título legal alguno y ejerciendo un monopolio en desmedro de los intereses de la nación.

Tal día, 9 de octubre, fue declarado como el Día de la Dignidad Nacional, porque el Perú no sólo recuperaba sus recursos controlados por el imperialismo norteamericano, sino que orientaba una política contra aquella dependencia económica que impide un desarrollo, no sólo económico, sino también cultural del país en su conjunto.

El filosofo peruano Augusto Salazar Bondy llamó a tal situación y condición socio-cultural del país como el problema de la reproducción de una cultura de dominación que impide la constitución de la nación. Por eso la reproducción ideológica del nuevo gobierno de las Fuerzas Armadas acentuó el nacionalismo en función de un proyecto de país, signado y orientado en el conocido Plan Inca.



La dignidad nacional que el Perú le arrancó a su historia republicana prevelasquista no sólo se focalizó en la recuperación del petróleo para los intereses de la nación, sino que también marcó una política internacional en el continente, a saber, la lucha por la autonomía nacional de los Estados dependientes económicamente del imperialismo norteamericano.

Durante la década del 70 en Latinoamérica, gobiernos como el de Panamá (con Torrijos), Bolivia (con el Gral. Torres) y del Ecuador (con el Gral. Rodríguez Lara) anunciaban un rumbo de gobiernos nacionalistas en el continente.

A corto plazo el Perú animó el Pacto Andino en el continente, así como participó en el eje de los Países No-Alineados para generar un bloque de poder continental. Además el día de la  dignidad nacional, en el plano económico, implicaba encarar a corto plazo el necesario problema de la soberanía nacional. Por eso el Perú durante el Gobierno del Gral. Juan Velasco Alvarado contó con una poderosa Fuerza Armada moderna, nunca antes vista en su historia republicana, que le permitió alcanzar el liderazgo del poder militar disuasivo en el continente latinoamericano.

Históricamente el 9 de octubre no debe quedar en el olvido. Es necesario recordar que el Perú alcanzó, transitoriamente, su dignidad como nación. Esa “promesa de la vida peruana” de la que siempre se hacen exégesis retóricas para la plaza y el salón, tiene sentido si se toma en cuenta la dignidad, la dignidad nacional que permite el poder, y que radica en el poder político para dirigir un país como una nación: La defensa de los intereses nacionales. (Internet/Medios)




jueves, 8 de octubre de 2020

El día que se fraguó el fin del imperio inca Un 16 de noviembre de 1532, los conquistadores españoles del Perú concertaron una reunión con Atahualpa, el último soberano inca

 


Foto: Museo de arte de Lima

El 15 de noviembre de 1532Francisco Pizarro (1478-1541), el gobernador nombrado por el rey de España para ultimar la conquista del Perú, entró con sus tropas en la ciudad de Cajamarca, que se encontraba prácticamente desierta. Buscaba un encuentro decisivo con el soberano inca Atahualpa, quien preparaba su entrada triunfal en Cuzco tras haber resultado vencedor de la cruenta guerra de sucesión que le había enfrentado a su hermano Huáscar.

Atahualpa y su ejército, de unos 30.000 hombres, se habían concentrado a las afueras de Cajamarca con el fin de entrevistarse con los conquistadores españoles. Pizarro envió al campamento de Atahualpa una embajada compuesta por Hernando Pizarro, su hermano, y Hernando de Soto, que solicitaron al inca una audiencia con el gobernador. Atahualpa, infravalorando la fuerza de los españoles, aceptó, y el encuentro tuvo lugar el día siguiente, el 16 de noviembre.

ACUSADO DE IDOLATRÍA Y REBELDÍA

Desde la plaza de Cajamarca, los españoles vieron avanzar la impresionante comitiva inca, de radiante colorido. Los conquistadores españoles le habían preparado una encerrona. Tan sólo le recibió el capellán, Vicente de Valverde. Sostenía una cruz y una Biblia y le hablaba al Inca de la necesidad de reconocer al emperador Carlos V y al único Dios. Atahualpa pidió al capellán el libro y lo arrojó al suelo diciendo que a él "no le decía nada". El capellán se retiró mientras Atahualpa profería amenazadoras exclamaciones.

Atahualpa pidió al capellán el libro y lo arrojó al suelo diciendo que a él "no le decía nada"

Los españoles lo apresaron y trasladaron a empujones al interior del palacio de la ciudad. Meses después, Atahualpa ofreció a Pizarro llenar una estancia de oro y plata a cambio de obtener la libertad. Sin embargo, y aunque pagó un gran rescate, fue procesado y condenado a morir en la hoguera, acusado de idolatría y rebeldía. Aunque se bautizó para evitar la hoguera, el 26 de julio de 1533 murió por garrote con el nombre de Francisco de Atahualpa. Su muerte significó el hundimiento definitivo del Imperio inca.

PEDRO PABLO ATUSPARIA ÁNGELES "EL LÍDER DE LA REVOLUCIÓN CAMPESINA DE 1885"

 

PEDRO PABLO ATUSPARIA ÁNGELES
"EL LÍDER DE LA REVOLUCIÓN CAMPESINA DE 1885"
Pedro Pablo nació en Huaraz (Ancash), el 29 de junio del año 1840.
En 1880, Atusparia llegó a ser elegido subdelegado de Marián, pues se había ganado fama de ser una persona seria y responsable.
Apenas fue elegido autoridad, Atusparia tuvo que trabajar muy fuerte para hacer respetar los derechos de sus hermanos .Por todo ello, fue detenido y encarcelado, Atusparia declaró ante el juez que si se metía en problemas era porque defendía a su gente de los abusos y atropellos. Cuando las tropas chilenas llegaron a Huaraz, Atusparia organizó un grupo y con el sorprendió a toda una patrulla chilena que había subido a robar reses a la quebrada de Yaca. Al final de la guerra siguió siendo autoridad de Marian y trabajando como un honrado tintorero. En señal de respeto la gente lo llamaba “maestro” y él se dejó crecer la trenza, que era una señal de autoridad en el pueblo andino.
La principal causa de la revolución Campesina de 1885 fue la postergación en que se encontraba el campesinado. En el virreinato, se respetaban los terrenos que eran propiedad de las comunidades campesinas, pero en la República hasta ese derecho se les retiro. Las causas inmediatas fueron estas.
- La guerra con Chile (1879-1883), que trajo al hombre del campo una pobreza nunca antes vista. El campesino fue obligado a ir a la guerra como carne de cañón.
- Los abusos de la gente de la ciudad, conocidos como los “mishtis”.Ellos aprovechaban la pobreza general para arrebatar las tierras de los campesinos.
- Los abusos de la gente de la ciudad, conocidos como los “mishtis”.Ellos aprovechaban la pobreza general para arrebatar las tierras de los campesinos.
- La obligación de pagar “La contribución personal”. El Prefecto quiso reabrir la Corte Superior de Justicia y para ello exigió el pago de dos soles de plata, o su equivalente en el papel moneda, que era de veinte soles. Todos tenían que hacer este pago. El plazo fue hasta fines de febrero de 1885.
Protestando contra el pago de la contribución personal, los alcaldes campesinos, que ya estaban encabezados por el Alcalde Pedáneo Pedro Pablo Atusparia, le entregaron una petición, un memorial, al señor Prefecto del Departamento de Ancash, el Coronel Francisco Noriega. De manera prepotente, el Prefecto ordenó al Gobernador, de apellido Collazos, detenga a los alcaldes y les obligue a denunciar al “mishti” que había redactado el memorial.
Atusparia fue sometido al tormento de recibir 200 azotes y pese a ello mantuvo el secreto. Pesé a ellos se levantó contra la tiranía.
Al regresar a Huaraz, Atusparia se refugió en Marian, estaba muy enfermo. La mañana del 25 de agosto de 1887, Pedro Pablo Atusparia falleció a causa de una infección intestinal. No murió envenenado, como aseguran algunas novelas de moda. A su entierro acudió toda la ciudad.
Lo que rescatamos de Atusparia es que el movimiento que él inició sólo se compara al gran levantamiento de Túpac Amaru II.
Atusparia se adelantó a su tiempo: 25 años antes de la Revolución Mexicana, aquí se hizo una revolución campesina; 32 años antes de la revolución Bolchevique en Rusia, aquí se peleó con un doble mando, el político (Atusparia) y el militar (“Uchcu Pedro”). 85 años antes de la reforma agraria, aquí se repartió la tierra y se luchó en defensa de los derechos del campesino. Ésta es la mejor herencia que podemos recibir de este gran huaracino.
Mi antiguo Perú TV

CONOCIENDO LA HISTORIA DEL PERU !!!!!!!!!!!!!

 CONOCIENDO HISTORIA !!!!!!!!!!!!!

La imagen puede contener: 2 personas, exterior, texto que dice "gdp1879 1879 blog"
1nhtecnn uode Suopocnltubrhe aui sldasolmfr te16dft:ida3ggf2
 
SOLDADO EN LA GUERRA CON CHILE ACOMPAÑADO DE SU RABONA.
Fuente: https//www.faceboock.com-mi-antiguo-peru-tv-110660027408441
¿Qué es una Rabona y quienes eran ?
Las rabonas eran aquellas mujeres indígenas, compañeras de los soldados reclutados para formar los batallones. Eran llamadas así, uno porque seguían a las tropas y se colocaban en la cola de las columnas; o dos porque durante la Guerra de la Independencia para ingresar en el servicio era obligatorio cortarse el pelo, al igual que a las mulas se les cortaba el rabo por el miedo a las alimañas.
La existencia de las rabonas viene desde los improvisados ejércitos que se crearon durante las guerras independentistas y de aquellos que se formaron bajo el mando de los caudillos militares que se disputaron el poder inmediatamente posterior a la declaración de la independencia, hasta la Guerra del Pacifico.
Flora Tristán, testigo del primer momento (en la independencia), relata en su obra Las Peregrinaciones de una Paria sobre las rabonas: “Estas forman una tropa considerable y preceden al ejército por un espacio de 4 o 5 horas para tener tiempo de conseguir víveres, cocinarlos y preparar todo el albergue que iban a ocupar… atraviesan los ríos a nado llevando uno y a veces dos hijos sobre sus espaldas… proveen a las necesidades del soldado, lavan y componen sus vestidos” “Cuando se piensa en que, además de llevar esta vida de penuria y peligros cumplen los deberes de la maternidad, se admira uno de lo que puedan resistir”.
Otro autor, referente al segundo momento en la guerra escribió: “desde entonces la compañera del soldado tiene que multiplicar sus labores: guisa, barre, cose, plancha, limpia las armas de su “cholo”, recoge sus haberes, asiste a sus ejercicios y cuando hay orden de emprender una marcha, carga con toda aquel ajuar formando el equipo que se echa a la espalda”
Cuando el ejército peruano decidían acampar, las rabonas se encargaban de conseguir toda la comida posible para poder abastecer al ejército peruano, muchas veces le cerraban las puertas, no porque los pueblos estaban en contra del país, sino que cuando estas rabonas buscaban comida se convertían en verdaderas plagas que arranchaban todo lo que encontraban al paso. Primero, cuentan, que pedían a las buenas pero si la petición era negada o insatisfecha, entonces procedían a las malas y arranchaban todo a su alcance.
Al poseer ya los alimentos, ahora iban en busca del combustible, ello podría ser las leñas y si no lo conseguían, entonces, recolectaban chamiza, forma de leñas pero pequeñas, o pasto seco o hasta estiércol de camélidos. Por último las rabonas debían de aportar agua de algún manantial, puquio o rio, para lo cual llevaban porongos.
Pero la labor de estas rabonas no queda allí, a pesar de las condiciones de vida que llevaban, del peligro en el cual se encontraban, también se hicieron presentes en el mismo campo de batalla, sea para recargar los fusiles de sus compañeros, prestando servicios de enfermería o enterrando a sus muertos.
También cumplieron el papel de espías, Doña Antonia de Cáceres cuenta que “una indiecita frutera, fingiendo no saber hablar castellano, se había infiltrado en el campo chileno y había escuchado un complot para asesinar al Mariscal Cáceres y gracias a esta información el Mariscal pudo salvar su vida”
Por todo lo mencionado, no debería de sorprender aquellos actos heroicos de algunas de ellas como el de Dolores, heroína anónima de la Batalla de San Francisco, nunca se llegó a saber su verdadero nombre y se la denomino así por el cerro en que se produjo su primera hazaña. Esta mujer, cuentan, que era la esposa de un sargento que dirigía la lucha; al caer herido mortalmente, ella tomó el mando y luciendo por su osadía ayudó a desalojar a los enemigos, peleando cuerpo a cuerpo junto a los soldados.
Posteriormente se trasladaron a Tarapacá donde vuelve a tomar parte activa en el combate hasta lograr la victoria, lamentablemente fue herida en un brazo y murió antes de llegar a Arica.
Doña Antonia Moreno de Cáceres, llamada cariñosamente como Mamay Grande, otra rabona destacable, se encargó de la organización del Comité de Resistencia de Lima; este comité desempeñaba diversas actividades como, por ejemplo, la organización de un arsenal de armas clandestinas en el Teatro Politeama, envíos secretos de víveres, armas, medicinas y oficiales. Siendo esposa del Mariscal Cáceres tuvo la labor de ser intermediaria diplomática entre él y otros jefes militares con los cuales discrepaba políticamente.
Otra, un poco más conocida, es María Olinda Reyes, rabona pierolista, conocida como “Martha la cantinera” llegando incluso a ascender al grado de capitana por sus grandes logros en el campo de batalla; participando en la resistencia nacional contra la ocupación chilena en chincha (Ica) y durante la guerra civil entre Cáceres y Piérola en 1895.
Sin embargo, a pesar de los actos de heroísmos de estas mujeres y de realizar tareas en las peores condiciones posibles, muchas de ellas sufrieron maltratos por parte de sus esposos, a tal punto llegaban su violencia que, por ejemplo, se narra una escena en el cual el Mariscal Sucre defendió a una rabona que había sido maltratada por su marido y castigó con un mes de prisión al que le pegó y le dijo: “a la mujer no se pega ni con una flor”.
Lamentablemente se sabe que las rabonas aceptaban este tipo de maltrato como parte de su relación íntima de pareja, resaltando así el rudo patriarcalismo andino.
Realidad que aún podemos notar en algunas de nuestras mujeres peruanas, lamentablemente.
En conclusión, la participación de estas rabonas en la guerra fue decisivo y esencial para nuestros soldados; sin ellas, no hubieran tenido las fuerzas necesarias para dar frente al enemigo. Incluso los propios soldados lo aseveraron al realizar protestas cuando los mandos oficiales pretendieron eliminarlas, debido a que ellos no confiaban que la administración militar fuera capaz de suplantar los servicios de nuestras grandes rabonas. Aquellas que simplemente quedaron en el olvido.
La presencia de estas mujeres y su apoyo antes, durante y después de todo combate o guerra era imprescindible para el ejército peruano. Estas mujeres valientes, osadas y corajudas demostraron gran valor patriótico; que antes de aceptar cualquier retirada decían: yo muero matando".