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LIMA, LIMA, Peru
Experiencia Profesional 30 Años al servicio del Magisterio Peruano, Trabajo actualmente en la I.E. Nº 6065 Perú-Inglaterra Villa El Salvador - LIMA, Bachiller en Administración de Empresas Escuela Tecnológica de Administración - ETA, Licenciado en Educación Universidad "José F. Sánchez Carrión" HUACHO - LIMA, DIPLOMADO EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS - UAP, ESTUDIOS CONCLUIDOS DE MAESTRIA EN GESTIÓN EDUCATIVA UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO - UCV

lunes, 20 de agosto de 2012

ETERNOS GANADORES

Por: Rául Wiener
La sugerente tesis según la cual en el Perú los que pierden son los que finalmente ganan, peca del vicio de ser incompleta. Ollanta Humala perdió en el 2006 y no ganó más que una campaña continuada de desprestigio que sólo cesó cuando ya era ganador y cedió el control de la economía a los perdedores. ¿Por qué nadie dijo hace seis años que Humala representaba por lo menos al 47% de los votantes y debía reconocérsele algo de poder? Entonces hay los que pierden y no ganan, y los que ganan y entregan el poder a sus adversarios.

Desde 1990, cuando millones de peruanos y peruanas se volcaron a apoyar a Fujimori, de quién sabían casi nada, pero que era la valla para evitarse un gobierno crudo de los ricos que prometía un ajuste brutal de la economía, privatizaciones y una gran represión, el país ha vivido sucesivas experiencias de estafa político-electoral. La emblemática es la del propio “chino” del tractor, que evitó el triunfo de Vargas Llosa y el Fredemo y condujo al país hacia un gobierno no de los ricos sino para y con los ricos, de ajuste económico más que despiadado, de privatizaciones masivas y de represión más allá de los límites de la ley.

El fujimorismo fue una versión bruta del neoliberalismo que ofrecía el gran escritor, que por supuesto es casi el único que no admite hasta hoy el parentesco entre su programa y el que realmente se ejecutó bajo el mando del Fujimori-Montesinos. Pero Toledo fue la reedición diez años después del candidato que enciende a sus electores con una propuesta: cambio de Constitución, democratización y moralización, para hacer algo totalmente distinto desde el poder, mucho más afín con el gobierno que venía de ayudar a derrocar.

De García 2006, no se puede sin embargo decir lo mismo. Su eslogan del “cambio responsable”, no ofrecía cambio alguno y su coartada de que se hizo de derecha porque los derechistas lo apoyaron en segunda vuelta es tan burda que no resiste ningún análisis, porque eso se podía saber desde mucho antes de la votación de primera vuelta y la estrategia misma de García estaba diseñada para llegar a la situación de pedir el voto de Lourdes Flores, que se lo iba a dar así no lo pidiera. Por eso es inexacto decir que García engañó a alguien, cuando su victoria fue un triunfo indiscutible del lado conservador de la sociedad contra el aparente radicalismo de Humala y el movimiento de masas postergadas que venía tras de él.

Lo que se concluye es que aquí cuando la derecha gana, realmente gana: García 2006, Fujimori 1995. Y que las sui generis opciones alternativas o hacia la “izquierda”: Fujimori 1990, Toledo 2001, Humala 2011; cuando ganan, son fácilmente copados por la misma derecha plutocrática de toda la vida y su tecnocracia, que crece como hierba mala dentro de los órganos del Estado. Hay un ganador perpetuo, es lo que queremos decir, gane o pierda; se asuste en campaña y arme las peores conspiraciones, una vez establecido el ganador la tarea será coparlo y manejarlo, haciéndole olvidar de donde vino, lo que ofreció y la gente que lo apoyó.

20.08.12