Por: Emeterio Leon Arone
Los resultados preliminares de las elecciones generales del 10 de abril, es el producto de un conjunto de factores que desde hace tiempo vienen sucediendo en el Perú, veamos entre ellos:
1. Un sector de la población apoya a la candidatura de Ollanta, porque de alguna manera canaliza su descontento frente a actos que han y vienen realizando los sectores neoliberales. Igualmente han expresado su descontento de las tremendas omisiones que siguen los gobiernos de derecha con respecto a los problemas fundamentales del país. Pues, es la ratificación de la tendencia o intención hacia el cambio de un sector importante del pueblo. Sin embargo otro sector significativo de la población, continúa apoyando a las propuestas neoliberales, lo que significa que la derecha continúa teniendo influencia ideológica y política sobre dicha población.
2. Los problemas irresueltos y percibidos por un sector del pueblo, son la corrupción, el desempleo, la pobreza, la presencia de las empresas transnacionales abusivas, la eliminación o la disminución de los derechos sociales y otros; son factores que permiten el avance de Humala. Aunque no encaró al igual que en el 2006.
3. En estas condiciones, en la primera vuelta, la derecha no tenía posibilidades de ganar. Es más, ha subestimado a los candidatos de oposición a los neoliberales. Debemos recordar que siempre “ningunea” a los sectores de izquierda, bajo las afirmaciones que son “obsoletas” y que practican la “lucha de clases”. En términos orgánicos los neoliberales al promover varios candidatos, pretendieron polarizar entre ellos, pero los cálculos salieron mal y no tomaron en cuenta que existe un espacio presente desde hace 30 años. Tanto es que los neoliberales, a parte de sus propias contradicciones, por querer “demoler” a Humala, ubicaron en segundo y tercer lugar a la defensora de la corrupción ( Keiko) y al defensor de los grupos de poder económico (PPK), respectivamente ( aunque éste último es su opción natural).
4. Precisamente, el espacio del descontento y de cambio, está expresado en el 90 por Fujimori (aunque luego traicionó) cuando derrotó a Vargas Llosa, por Toledo en el 2000(que edificó el 2º piso del neoliberalismo) cuando enfrentó a Fujimori y en 2006 por el mismo Humala. Estos espacios están presentes. El asunto está en qué medida se cumplen las propuestas o promesas que se conviertan en realidad. Caso contrario la frustración y la desilusión de la población continuará. Si el problema no se encara dentro de un Proyecto Nacional e históricamente, para que el Perú se sacuda del continuismo derechista y proimperialista, la ilusión habrá durado poco tiempo y será un episodio más en la historia de nuestro país.
5. Cabe resaltar que en la ciudad de Lima, nuevamente empieza a crecer el espacio hacia el cambio. Lo que pasó en las elecciones Municipales del mes de Octubre de 2010, es un hecho que no se puede desmerecer. Ahora se verifica, aunque disminuido, probablemente por un conjunto de factores. Lima no puede descartarse, por ser una plaza importante en términos electorales y de concentración de diversos poderes. Pero, para la derecha sigue siendo una plaza fuerte a favor de sus objetivos políticos.
6. A pesar que Humala, trató de suavizar sus propuestas, tratando ser un “buen ciudadano” frente a EEUU y Cipriani y no obstante que no tuvo las intenciones de unirse con la izquierda histórica, como con MNI y otros; la ofensiva mediática e intolerante de la derecha ha continuado. De nada sirvió a Ollanta de no “juntarse” con los llamados “radicales”, porque la ofensiva ha seguido durante la campaña, sobre todo desde el mes de marzo de 2011. Es más, la no explicación o encaramiento clara con respecto a su programa en relación a la Constitución Política del Perú, derechos sociales ( como seguridad social y empleos), del Proyecto Nacional y entre otros; al parecer no mellaron la intención del voto favorable de un sector de la población.
7. Teniendo en cuenta los antecedentes y la presencia de Fujimori como posible rival de Ollanta, en la segunda vuelta; es de esperar que la derecha cerrará filas. La confrontación presumiblemente continuará entre la “defensa del sistema” y el “antistema”, como viene promoviendo la derecha neoliberal. Los puntos de los programas, es posible que no se ventilarán abiertamente, salvo algunos asuntos irrelevantes y que entretengan a la población. Por ejemplo, en la campaña electoral de la primera vuelta no se debatió que va ser del Perú a mediano y largo plazo, no obstante que estamos ingresando al bicentenario de la independencia del Perú con respecto a España.
8. Probablemente la tendencia de intención de voto a favor de Humala va continuar. Su rival tratará de sumar votos prestándose de otros grupos. Para ganar el gobierno seguramente “moderarán” sus actuaciones. En todo caso, ambos candidatos buscaran alianzas o compromisos para que puedan pasar la valla electoral. No hay que olvidar que los grupos de poder económico, tanto del país, como del exterior, moverán fichas para cualquier eventualidad, como por ejemplo en caso que gane Ollanta. La actuación de los grupos económicos en los procesos electorales no son novedades, siempre están presentes. Caso contrario estaríamos analizando de manera unilateral, por no decir en forma ingenua. Por eso, el análisis no debe ser algo coyunturalista, menos emocional, sino se debe tomarse en cuenta todos los aspectos, entre ellos los escenarios en que se encontrarán posteriormente.
Los próximos días continuaran los acontecimientos post electorales de la primera vuelta y pre electorales para la segunda vuelta, y por consiguiente habrán más elementos para continuar analizando y las propuestas a promover.
Lima, 11 de abril de 2011