La política peruana debería colapsar en los próximos meses. Si las instituciones de justicia fueran imparciales, lo que veríamos en el 2017 sería la implosión de una forma artera y ruin de hacer política hace décadas y de la que Odebrecht se servía para operativizar sus negocios. Pero todos sabemos que el Poder Judicial está infestado de militantes, cuando no de pobres almas dispuestos a venderse sin remordimientos.
En el Perú de las últimas décadas los partidos son apenas fachadas formales para encubrir actos delictivos de toda clase. La democracia es el régimen social y político mediante el cual los asaltantes políticos perpetran sus delitos. No porque la democracia en sí sea débil, no porque la política en sí sea corrupta. La democracia es un régimen que ofrece grados de libertad que presuponen que sus usuarios la utilicen en buena lid para el bien mayor. La política supone un auténtico compromiso con la gente que no llega al poder sino que lo delega con su voto a quienes confía harán lo mejor por el bien común. Pero nada de esto se cumple en el Perú porque en los últimos 30 años solo hemos tenido en el poder a gente que se aprovecha de esos grados de libertad y de esa confianza que ganan con engaños de la gente más desprevenida, sin conciencia crítica, para depredar el Estado, hacer carrera y caja con el poder para seguir engañando al pueblo.
¿A alguien le queda duda de qué se trató o qué negociados se cerraron en las reuniones que Odebrecht tuvo con los principales candidatos presidenciales en el 2011 Keiko Fujimori, Kuczynski y Ollanta Humala (https://goo.gl/QfB1wP)? Según CNN (https://goo.gl/xR3tph) en un reporte del caso Odebrecht dice que “durante o entre 2001 y 2016, Odebrecht, junto a sus cómplices, consciente y deliberadamente conspiró y acordó con otros proveer corruptamente cientos de millones de dólares en pagos y otros objetos de valor a y para el beneficio de funcionarios oficiales extranjeros, partidos políticos extranjeros, miembros de partidos políticos extranjeros y candidatos políticos extranjeros para asegurar una indebida ventaja e influenciar a esos funcionarios extranjeros, partidos políticos extranjeros y candidatos políticos extranjeros a fin de obtener y retener negocios en varios países alrededor del mundo”.
Uno a uno, deberían ir cayendo: de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. La corrupción no es exclusiva de ninguna ideología. Todos los partidos, medio partidos o casi partidos han sido infectados. Y que no se entusiasmen tanto los fujimoristas porque esta investigación no va hacia atrás desde que Odebrecht hacía tratos también con el gobierno de Fujimori, porque el título al gobierno más corrupto de la historia del Perú lo seguirán conservando. Porque si es nauseabundo que presidentes hayan recibido coimas para entregar el país a plazos, nunca dejará de ser más nauseabundo que un presidente (Fujimori) haya corrompido el país entero, haya coimeado a diestra y siniestra para corromper a todas nuestras instituciones con plata robada del pueblo. Hay gobernantes corruptos y hay el gobierno más corrupto de la historia. Los dos son traidores y delincuentes pero lo de Fujimori fue una traición sostenida y violatoria de la patria, desde la patria y contra la patria.
El problema es que no todos caerán porque como todo el tejido está podrido, entre ellos negociarán cabezas a rodar. Aunque los nombres se lleguen a saber por medio de EEUU, cuando el proceso empiece en Perú tengan por seguro que todo comenzará a entramparse en beneficio de los que manejan poderes ocultos. Así fue con la Comisión y el informe Pari, que meses atrás adelantaba la implicancia de los gobiernos de Humala, García y Toledo. Entre todos se cubrieron.
Al día de hoy, las oficinas de Odebrecht en Perú no han sido tocadas, mientras en otros países ya hubo incautación y prisiones preventivas. Acá un congresista que petardeó el informe Pari, militante del partido “Alan García”, ha adelantado opinión en su defensa. A Mauricio Mulder le importa un pepino la ética y quiere formar parte de la comisión investigadora del Congreso (https://goo.gl/UWJZk8).
Preparémonos para las calles porque como se están planteando las cosas, no caerán todos los que tienen que caer. La calle tendrá que mostrar los dientes el 2017 para que se haga justicia en el Perú y todos los repugnantes traidores coimeros y coimeados caigan. Solo así se podrá dar paso a un nuevo sentido y reorientación de la política.