Diariamente veo en la consulta a niños y jóvenes con dificultades en sus emociones producidas por la falta de comunicación familiar.
Parece ser que en este mundo donde todo se tecnifica, donde conocemos medios de comunicación extraordinariamente eficientes desde televisores interactivos, Smartphone, computadoras cada vez más rápidas y donde la noticia viaja de un punto a otro del planeta a una velocidad impensada, mientras, en nuestras familias hay poca comunicación. La muerte de la comunicación familiar se acentúa cuando más avanza la tecnología.
Los hijos cuentan con todos los adelantos técnicos pero sus padres tienen serias dificultades para comunicarse con ellos.
Por supuesto que mi pensamiento no se detiene ahí y percibo que también en la pareja parental se distancian cada vez más.
Y es ahí donde se empiezan a producir los cismas familiares y los hijos dejan en confiar en la autoridad de sus papás.
Consecuentemente quedan a la deriva y eso produce inseguridad, miedos, tristeza y “dolores en el alma” que quedan grabados para siempre.
La obligación de los padres es que sus hijos sean felices, pero no a costa de lo material sino con una buena y asertiva comunicación. Para esto hay que ocuparse. No pierda tiempo comience YA!
Aplique calidad de tiempo de dialogo y no cantidad de indiferencia
Jaime Kusnier
Neuropedagogo